vuelta a casa

La difícil vuelta a casa después de un gran viaje

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Volver puede que nunca fuera como imagináramos.

Quizá esa vuelta nos azote más que cualquier inconveniente y reto vivido en el extranjero.

Puede que nunca tengamos ese recibimiento cálido que soñábamos y que todo lo que recordábamos en nuestro “hogar, dulce hogar”, nuestro barrio y entre los nuestros, dejara de ser significante. Dejara de ser para siempre lo que fue.

Suelen decir que cuando emprendes un gran viaje, cambias. No cambia la gente a la que tenías a tu alrededor, sino tú. No cambia tu barrio, tu ciudad, tu casa o todo lo que siempre habías tenido, cambias tú. Aunque yo lo llamaría progreso. Te descubres mucho más a ti mismo, te conoces, te retas, te superas; progresas.

Vuelves. Vuelves después de un tiempo y todo deja de tener el mismo sentido. Y quizás no seas tú quien haya cambiado, pero sí tus ideas, tus aspiraciones, tu forma de querer vivir la vida o tus necesidades.

Vuelves y parece que todo sigue igual y a ti nada de eso te llena, ni siquiera conecta contigo o con tus ideales.

Puede que sientas un gran vacío y experimentes el hachazo de la soledad como nunca antes. Como nunca hubieras imaginado. De un modo persistente, repentino, constante y desgarrador.

Una soledad, después de vivir mil aventuras y desafíos, de vuelta en tu casa, en tu barrio y entre los tuyos. Una sensación tan fuerte e impredecible que cuesta asimilar.

Una soledad que va más allá de encontrarse aislado en el extranjero, de vivir con gente desconocida o de enfrentarse a una nueva vida.

Me gustaría contaros todas las sensaciones que puedes llegar a sentir después de haber pasado una larga, o no tan larga, temporada en el extranjero. Ya sea viajando, buscándote la vida, trabajando, aprendiendo un nuevo idioma o haciendo un voluntariado.

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 1.- Incomprensión

Cuando vives experiencias muy intensas y cambios bruscos, cuando sales de tu rutina y de lo socialmente estipulado, cuanto te separas del rebaño para no seguir lo que todo el mundo hace, cuando empiezas a ser fiel a tus creencias y a ti mismo, no esperes que te comprendan.

Cuando sales de la supuesta zona de confort, no esperes que te animen. Cuando quieres hacer algo que no es lo habitual, no te rindas.

Puede que vuelvas y todo lo que querías compartir no sea correspondido. Que todo ese entusiasmo de lo vivido, lo aprendido y alcanzado, no pueda expresarse ni entenderse. Sentir esa falta de interés y escucha después de un tiempo viviendo más intensamente que nunca, puede ser muy dura.

2.- Confusión y desconexión

Sentir esa falta de conexión con los demás, con tus amigos, tu familia, la gente de toda la vida que siempre ha estado a tu lado, puede ser desoladora. Ver cómo todos sus intereses y maneras de vivir difieren tanto de los tuyos, fomenta la confusión y la desconexión. Tú, que en ese momento de volver, estás lleno de vida y de experiencias por compartir, de motivación e ilusión.

Estás hambriento por salir, disfrutar y conectar. Conectar con tu gente, y con lo que se suponía que sería tu hogar. Pero, por desgracia, puede que esa conexión nunca llegue y tus energías vayan consumiéndose como una vela.

3.- Sentimiento de no pertenencia

Va pasando el tiempo y la situación no mejora. Cada vez sientes más esa desunión, ese vacío desgarrador, esa apatía. Sientes que no perteneces a ningún lugar, a ningún grupo. Y por dentro, te mueres de ganas por disfrutar de la vida, por tener gente a tu lado positiva, con energía, motivadora. Gente como tú, luchadora y aventurera.

Por encontrar ese grupo donde sentirte tú mismo, poder expresar todo lo que llevas dentro, esas ganas desbordantes, y sentirse de alguna forma apoyado y comprendido. Gente con quien vivir y compartir alegrías y aventuras.

4.- La Soledad de vuelta a casa

En el fondo, puedes llegarte a sentir como solo en el mundo. Completamente solo. Y no es una sensación agradable. Sentir esa falta de apego con las cosas y con las personas, de afinidad, conexión, química… te va minando, haciéndote vulnerable. Nuestra vida social es muy importante.

Tener relaciones sanas y gratificantes, personas con quien compartir buenos y malos momentos, con quien desconectar, divertirse, disfrutar o simplemente charlar un rato, puede marcar la diferencia. Y puede que todos pasemos, alguna vez, por esas rachas en las que todas las personas a nuestro alrededor andan tan ocupadas y centradas en sus vidas, que no exista nada más. Pero, como suelen decir, uno siempre saca tiempo si realmente quiere. Siempre.

5.- Inconformismo

Puede que seamos personas inquietas, aventureras y soñadoras. Puede que tengamos dentro ese ´gen viajero´ y nunca nos saciemos. Puede que lo mejor que nos pueda pasar sea un gran viaje y no comprarnos una casa, ropa nueva o un super coche, casarnos o tener hijos.

Puede que nos tomemos la vida como algo que hay que disfrutar y aprovechar en cada momento, cada año y no cuando nos jubilemos a los sesenta y pico, después de toda una vida trabajando sin descanso.

Puede que lo que nos apasiona no nos dé dinero de momento, pero encontremos maneras alternativas para vivir de ello. Puede que nos tiremos toda una vida peleando por nuestros sueños, pero eso es mejor que nunca haberlo intentado.

Puede que nunca deseemos ser un esclavo.

Puede que sea una inconformista, pero me alegro de ello si eso es lo que me da la fuerza y el impulso para enfrentarme a nuevas aventuras y retos.


Siempre tenemos algo dentro, lucha por ello.

Para mí, las personas no se definen por un trabajo ni la felicidad está en algo material. Para mí la felicidad está en vivir experiencias nuevas, aventuras, conocer otras culturas, países, lugares, compartir vivencias inolvidables, captar y expresar arte, bailar con la vida y sentirse como un niño asombrado y maravillado.

Por tanto, y si hay algo aquí en lo que te sientes identificado, te animo a que:

Sigamos descubriendo, sigamos viajando. Sin pensar en un destino, disfrutando del camino. Libre y sin compromisos.

En definitiva, viajar te hace ver las cosas de forma diferente y tus creencias e ideas se reafirman. Maduras. Mejoras. Te templas.

Te descubres mucho mejor a ti mismo y conoces facetas que desconocías. Aunque pueda ser duro por momentos, al final te quedas con todo lo bueno.

Descubres que en el mundo hay mucho más, más alternativas y posibilidades que la sociedad y tu entorno te «enseñan». Y finalmente, te das cuenta que eres mucho más capaz de lo que creías, que puedes superar retos que nunca te habrías planteado.

Empiezas a aprender incluso de ti mismo y saber, adquirir ese extraño poder y sentimiento, de que eres capaz de alcanzar cualquier meta que te propongas.

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12 comentarios

  1. Joaquín

    Comparto muchas de las cosas que comentas ?

    La vuelta siempre es dura e incomprendida, pero necesario que sea así. Me explico. Hay muchas maneras diferentes de viajar, puedes elegir pisar de puntillas donde al final la experiencia se traduce en diversión y algunos cromos, o puedes elegir llenarte de fango hasta la coronilla, viajando de una manera local, consciente, aprendiendo de lo diferente e impactando lo menos posible… que nos forma como personas y ayuda a ir puliendo el filtro con el que vemos el mundo llamado prejuicios.

    Es este segundo modo el que nos hace crecer como personas. El día que vuelva de un viaje largo y no experimente lo que describes…

    • Cuanta razón tienes Joaquín. Muchísimas gracias por pasarte por mi blog, por descubrir este post y realizar un comentario tan brillante.

      Has dado con un punto clave: los prejuicios. Estamos llenos de ellos, aunque nos creamos lo contrario. Y lo bueno de viajar de la forma en como describes es que te pules a ti mismo y destapas lo más profundo de tu ser. Adquieres una visión más amplia y superas ciertos prejuicios que lo único que hacen es distanciarnos.
      Aunque esa vuelta sea dura e incomprendida merece la pena por todo lo que sentimos, aprendemos y disfrutamos mientras estemos viajando.

      De nuevo, mil gracias por tus palabras!

  2. Marisol

    Hola, acabo de encontrarte por casualidad. Después de casi 30 años viviendo en Italia vuelvo a España dejando todo aquí, intentando rehacer mi vida y buscando trabajo y un nuevo nido. Yo también tengo la “enfermedad” de la insatisfacción crónica. Sueño ya con el nuevo viaje que haré en cuanto pueda. El año pasado cogí la mochila por primera vez y partí sola para hacer el Camino De Santiago. La experiencia me dió nueva Vida y a mis 56 años me lanzo de nuevo, por tercera vez, al vacío y sin red. Al final será verdad que huir no es de cobardes?
    Un abrazo!

    • Claro que no es de cobardes Marisol, lo que comentas es de muy valientes!
      Muchas gracias por leerme y comentar!!
      Sí, la verdad que seremos unos cuantos con esta ‘patología’ xD pero siempre hay que recuperar la ilusión y las ganas, y si es con un nuevo viaje adelante!!
      Seremos viajeros y aventureros incansables.
      Yo hice también el camino del norte completo (más de 850 km) el verano pasado y fue increíble.
      Te animo en todo lo que te propongas y mucha suerte! (aunque la suerte nos la creamos nosotras).

      Un abrazo!!

  3. Muy buenas Esther,me ha gustado mucho tu artículo. Solamente los que hemos viajado durante largo tiempo podemos entender ese torbellino de sensaciones que se producen cuando volvemos de nuevo a casa. Nosotros hemos cambiado pero nuestro antiguo entorno no. De ahí que se produzca ese “desajuste” que sin embargo nos permitirá tomar un punto de vista distitno y más enriquecedor al que teníamos cuando iniciamos el viaje.

    Gracias por escribir, un abrazo!

    • Gracias David! Pues sí, así es. Me alegro que te haya gustado. Aunque sean momentos duros, al final te ayuda a mejorar, conocerte mejor y a enriquecerte como bien has dicho. Puede que la vuelta sea complicada al principio pero puedes volver a ajustarte cada vez mejor.

      Gracias, otro abrazo!

  4. martanegro

    Hola Esther… 100% identificada contigo, esa sensación de volver a mi ciudad y sentir que todo sigue igual pero que a la vez el tiempo ha pasado. El sentimiento de no encontrar un lugar donde encajar completamente, y ese sentimiento de querer pasar tiempo con los míos pero a la vez de salir de nuevo porque me siento estancada… Un torbellino de emociones que solo los que han vivido esa experiencia pueden entender…
    Un abrazo muy grande.

    • Muchas gracias Marta por pasarte, leer y comentar!! Así es, puede ser bastante complicada esa vuelta y encontrar tu lugar. Pero no podemos dejar que la apatía o negatividad nos venza. Somos más fuertes que todo eso. Otro abrazo!

  5. “He de buscar mi hogar en las arenas de islas en el más allá, he de buscar mi hogar en las más altas montañas nevadas, en sólidos desiertos, en la profundidad del océano, en la luz del sol o la oscuridad estrellada que envuelve la luna. ¿Serás tu luna la que tendrá mis respuestas? ¿Será la paz que encuentre en los paisajes exóticos o boreales? ¿He de buscar mi hogar en algún lugar fuera de todo lo que soy o he de buscar mi hogar en lo profundo de mi corazón, allí donde encontraré el cariño y la calidez suficiente para allá donde vaya, traiga un hogar cálido y confortable?.”

    • Ishtar

      Así es, Gino! Millones de gracias por este comentario tan acertado y bonito. Abrazos! =)

  6. sergio de flore

    Cuanto razón tienes, yo he estado ahora 6 meses por asia, he llegado de nepal y ahora en españa.. me siento muy identificado. Tus fotos son muy buenas, yo cuando viajo tb hago fotos chulas y las vendo por internet, lo has probado?
    Saludos
    Sergio

    • Hola Sergio! Gracias por comentar! Pues sí quería probar lo de vender fotos, y probé con 5 o así en varios stocks en julio pero nada, tus fotos son de lugares? Y en qué sitios consigues venderlas? Gracias.
      Saludos!

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