En un lugar aislado, en un pequeño islote unido a la península por 241 escalones, se encuentra el bellísimo enclave de San Juan de Gaztelugatxe.
Un lugar mágico, bañado por la fuerza del Cantábrico y la piedra tallada de su puente. Con una ermita en su cima que se alza implacable, a pesar de sus golpes y reconstrucciones, desde el siglo IX.