mochileros

De mochileros viendo el amanecer en el Teide

Después de casi dos meses viajando he aprendido que:

– El cuerpo se acostumbra al ritmo frenético de no parar.

– Tu estómago se puede ir haciendo cada vez más pequeño aunque peses igual.

– No te acostumbras o aburres de ver cosas nuevas cada día.

– Tu cartera puede dar mucho de sí con el «en no comiendo vamos ahorrando» y el «mejor andar a más no poder que coger un tren»(refranes, por supuesto, improvisados).

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