Cuando llegas a India te das cuenta de que
la prisa es absurda y la impaciencia también.
Te das cuenta que no hay mayor aprendizaje
que el acomodarse en medio de la incomodidad.
Algunos lo pueden llamar poder de adaptación,
pero es mucho más.
Te das cuenta de lo que vale y lo que no.
Que lo más importante es saber
seguirse a uno mismo y escucharse.
Sin ruidos ni interferencias.
Sin dejar de respetar las distintas
tonalidades de las demás voces.
Porque en el mundo hay tantas realidades
como verdades.
Y merece la pena conocerlas todas.
Porque no hay peor verdad que,
sin conocer, juzgar.
El mundo está lleno de colores
y no podemos elegir uno solo,
no podemos perdernos
todas las maravillas que tenemos.
Porque India, con todo su caos,
olor, ruido y contaminación,
es una maravilla.
Y conociendo desde dentro
podemos llegar a apreciar realmente todo lo bueno.
Llegando a la conclusión de que la vida es siempre una cuestión de elección.
Así que, ya sabes, está en ti, aprende a elegir lo que te hace feliz.