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II. Probando a ser Au Pair.

 

La campiña irlandesa

En medio de tanta incertidumbre para saber qué camino tomar en mi andanza extranjera, me registré en una página de Au Pair, AuPairWorld, en la cual, al día siguiente inesperadamente, hallé la respuesta.

Empezaría mi aventura por el mundo en mayo viviendo 3 meses con una familia irlandesa. Tenían una casa enorme y preciosa en el countryside (campo). Y se encargaron, desde el principio, en hacerme sentir como en casa, a pesar de las barreras culturales, gastronómicas y lingüísticas.

Fueron súper amables y buenos conmigo, pero el trabajo con cuatro niños muy muy pequeños (de 1, 2, 3 y 4 años), en la edad de la revolución, se me hizo un tanto tedioso. Aunque sí estaba bastante entretenida. ¡En esa casa era imposible aburrirse!

A pesar del buen trato y amabilidad, decidí no alargar más aquella experiencia y buscar algo que me hiciera sentir más motivada. Sin embargo, aprendí muchísimo y descubrí lo importante que era para mí la tranquilidad y la disponibilidad del tiempo personal.

Disfruté mucho con los niños y con todas las actividades que realizamos en familia (asistiendo a cumpleaños, conciertos, reuniones, visitas, vacaciones en la playa, salidas…). Durmiendo al pequeño en mis brazos, jugando con los mayores en el parque, con los coches o las artes, leyendo cuentos justo antes de acostarse, vistiéndolos al levantarse, dándoles de comer, disfrutando de las chicas cuando me enseñaban sus bailes, canciones, vestidos de princesa y creaciones.

Paseando cerca de casa

Recuerdo el día en que dormí por primera vez al bebé y me gané el favor del mediano diciéndome: “Esther, I love you» and «you are a lovely girl”.

También disfruté muchísimo de todas las conversaciones que tuve con la madre, persona súper enérgica, luchadora, admirable y bella, (la verdad que todos eran bastante guapos). Sus conversaciones con ella me hicieron motivarme más para buscar y luchar por lo que de verdad me hiciera feliz. Siempre la recordaré como un buen ejemplo.

Por otro lado, también disfruté muchísimo viajando con un grupo de amigas españolas que estaban también trabajando de au pair en casas cercanas.

Las conocí desde el primer día, a través de la madre, y fue genial para despejarse, divertirse, salir y viajar los findes libres por lugares increíbles de las bonitas verdes tierras irlandesas. Fue genial. Al fin y al cabo, viajé y visité más de lo que había imaginado.

Aunque la casa era muy entretenida y ajetreada, yo sabía que no era mi lugar. Claro que había cosas menos buenas, como el estar al día muchas horas o alguna tarea doméstica pero con todo lo comentado anteriormente, no me importaba, porque quería ayudarles, me iba a ir pronto y todo lo positivo y vivido con ellos valía mucho más. Así que sólo me puedo sentir, con toda la experiencia y familia, tremendamente agradecida.

Las dos pequeñas

Es cierto que ellos buscaban a alguien por, al menos 6 meses, pero hablé rápidamente con ellos en la primera o segunda semana y acordamos (un tanto a su pesar) que estaría sólo tres. No me veía allí más tiempo, sinceramente.

Recuerdo que me sentí muy mal por el hecho de “dejarlos tirados” y no poder estar más tiempo, como ellos querían. También sabía todo el lío y trabajo que tenía la madre (el padre trabajaba en Dublín a una hora fuera de casa y llegaba siempre sobre las 18h).

Me daba pena la verdad, sabiendo además todos los esfuerzos que habían hecho para que yo me sintiera a gusto (quizás influyera que tuvieron ciertos problemillas con las anteriores au pair pero también tuvieron otras dos chicas españolas, por tiempo largo, que estuvieron muy bien).

Como yo les dije antes de ir, no quería asegurar los 6 meses antes de saber cómo me iba a sentir allí. Por eso, al saber que estaría menos tiempo (después de meditarlo muchos días y darle muchas vueltas), lo hablé en seguida con la madre.

Ella me escuchó con atención y me dijo, muy comprensivamente, que yo no tenía que responsabilizarme ni sentirme mal porque había sido su elección de tener cuatro hijos y eran sus hijos’. Lo más importante es que yo me sintiera bien y fuera feliz.

Los cuatro con la súper mamá

Por tanto, desde allí, me puse a buscar alternativas al trabajo de au pair con mi portátil en los ratos libres.

Y una mañana, buceando por la red, encontré mi siguiente plan, que desembocaría en un largo periodo de luchas, desafío, crecimiento y confrontación sentimental y personal.


Como conclusión, mi primera experiencia como au pair en Irlanda fue increíble. Los padres fueron encantadores, los niños unos pequeñajos muy activos y geniales, las vistas, la casa, todos los planes… Tuve la suerte de que me hicieran sentir una más.

Fueron muy amables y considerados conmigo. Tuve una gran primera buena impresión tanto de los irlandeses como de sus tierras. Visité lugares increíbles y pueblecitos con mucho encanto. Lo iré mostrando más adelante cuando escriba sobre los viajes de Irlanda.

Fue un tiempo corto (tres meses) pero muy intenso. Disfruté muchísimo con la familia y con las visitas turísticas que realizaba con las amigas. Hasta fuimos de escapada a Edimburgo en un finde. Fue todo maravilloso. Tres meses diferentes y muy provechosos.

Pero antes de seguirte contando cuál fue mi siquiente plan me gustaría saber tu  experiencia: ¿Has viajado al extranjero y convivido con una familia? ¿Has sido au pair? ¿Cómo fue tu primera experiencia? ¿Lo recomendarías? ¡Cuéntame!

 

Ishtar: Luchadora y apasionada. Inquieta y soñadora. Amante de las emociones fuertes. Viajera y equilibradamente imperfecta. En búsqueda y captura de personas entusiastas y lugares extraordinarios.
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